Ensayo Código del Bushido
La ley, un código, las reglas, son parte de la fidelidad, pero fidelidad ¿a qué?, ¿de qué nos sirve compararnos con un camino?, ¿para qué seguir un camino? ¿Por qué?
Todas las naciones, tribus, etnias tienen como base alguna religión o código que los rige, básicamente para diferenciar lo bueno de lo malo. Tal vez esto se asemejaría a un espejo en el cual podríamos ver nuestro reflejo, autoevaluarnos, realizar una introspección e inclusive compararnos con aquellos ideales que conforman los códigos.
Los códigos, los cuales muchas veces se transforman en leyes que tratan de regir y limitar nuestro comportamiento, constituyen un sendero que nos guía para evitar cometer errores de índole social como dañar a quien tenemos al lado o simplemente causar daño por dolo o mera casualidad.
El ser humano con sus múltiples características de bondad ha creado grandes culturas, sin embargo dentro de las características del hombre encontramos rasgos de egocentrismo y egoísmo que también pueden perjudicar su desarrollo. Según algunos estudiosos recalcan que si existiese una moral desarrollada no sería necesario tener tantas leyes que castiguen un comportamiento no apropiado, basándose básicamente en códigos sociales que establecen lo bueno y lo malo, sin embargo toda sociedad ha necesitado de códigos que la modulen.
Hemos visto a lo largo de la historia la presencia de éstos códigos que buscan un bienestar social e individual. Si las naciones no tuviesen códigos simplemente no trascenderían, no crearían, ni mejorarían. Por ejemplo en la cultura babilónica, dotados de gran inteligencia, escritura, artes etc. Los Medos y Persas, los Griegos, los Romanos famosos por el código romano en el cual se basa actualmente el derecho. Si bien estos pueblos actualmente no existen como tal han trascendido gracias a sus códigos y leyes. Hoy en día constituidos en países, cunas de grandes civilizaciones y hogar del renacer del conocimiento, Italia, Grecia, entre otros, además de las grandes potencias bélicas como Japón.
Podemos pensar que los códigos están inmersos en cuatro pilares de la humanidad, el factor mental, social, físico y espiritual en analogía con el estado Zan Shin. Estos cuatro fundamentos son rodeados como satélites vigilantes por las leyes, para así poder satisfacer todas nuestras necesidades. El Samurái era regido por influencias budistas , sintoístas y el zen; y si hacemos una comparación entre todas estas religiones (religare) encontramos el punto fundamental que todas ellas buscan unirse fuertemente a Dios, unirse fuertemente con todo aquello que lo involucra, todo aquello que lo envuelve.
Las naciones que han forjado su cultura con códigos sociales establecidos, con leyes firmes, han desarrollado un balance social con menos delincuencia y gran disciplina, ya que se dan a conocer estas normas desde edades tempranas.
Por otra parte preceptos como el cristianismo, con el credo del origen del mal y su posterior desenlace, afirma que es natural en el ser humano buscar la maldad, que la naturaleza pecaminosa del hombre hace que este se incline a lo incorrecto, a lo perverso, de ahí la facilidad de este a hacer lo que no corresponde, como si emanara de forma espontánea lo equivoco, y por eso la necesidad de la gracia y la redención donde la ley antigua de los judíos se hace vivencial. Es importante recalcar que el cristianismo nace en oriente con la base del judaísmo, el cual tenía múltiples leyes que los regían y donde quedaron plasmadas grandes pruebas históricas de la necesidad de códigos. Existe evidencia arqueológica donde civilizaciones no pudieron sostenerse en el tiempo a causa de la perversión y de las pocas normas que regían su sociedad, de las más recordadas tenemos a Sodoma y Gomorra.
Ahora si vemos la base de la sociedad, la familia, encontramos que en cada una de ellas, por muy diferentes que sean existen códigos de comunicación que establecen el buen comportamiento de los individuos que la conforman. Es así que las personas al establecer lazos se establecen, aunque no verbalizados, códigos de comportamiento, para mantener el equilibrio social, donde el respeto juega un rol fundamental. Sin embargo muchos hacen caso omiso a estas reglas, es por eso que fue necesario plasmarlas en escritos como por ejemplo códigos civiles, constituciones e inclusive declaraciones de organizaciones mundiales que buscan el bienestar de las personas.
Se puede aseverar que no hay otro medio de consolidar el poder de una autoridad que después de sometértela a las leyes.
En el caso de la recopilación que hace Inazo Nitobe, tras reunir códigos internos de la cultura Samurái y exponerlos a los occidentales (americanos, sudamericanos) ofrece una riqueza inconmensurable ya que permite abrir el entendimiento a que por épocas inmemorables han existidos códigos de gran valía y que pese a las diferencias culturales existentes toda sociedad tiene códigos que rigen su comportamiento y favorecen al desarrollo de las grandes potencias. En el caso del Samurái, que era muchas veces visto como una persona desconocida, rara, cruda, ya que podía ser capaz de cortarle la cabeza a su mejor amigo si este se lo pedía, o que era capaz de enterrarse un cuchillo en el abdomen y cortarlo transversal y verticalmente para morir desangrado, con asas intestinales afuera con un respaldo de carácter honorifico, se comportaba así porque su cultura había moldeado este comportamiento y se establecían códigos de disciplina donde el honor era un pilar, un ejemplo de esto es el uso de la “Hakama” vestimenta de los Samurái, que consta de un pantalón largo con pliegues (cinco por delante y dos por detrás) cuya función principal era proteger las piernas, por lo que originalmente se confeccionaba con telas gruesas y con algún diseño patrón, pero que tenía un significado mayor ya que los siete pliegues reflejaban siete virtudes que incluyen: Yuki: Coraje, valor; Jin: Benevolencia, generosidad; Gi: Justicia, integridad, rectitud; Rei: Etiqueta, cortesía; Makoto / Shin : Sinceridad, honestidad y realidad; Chu / Chugi: Lealtad, fidelidad, devoción; Meiyo: Honor, dignidad y prestigio.
Es increíble que un autor, como Nitobe, siendo católico de cuna, pudiese transmitir el mensaje cultural del código samurái, a través del código del bushido y así plasmar en nuestra mente la necesidad de establecer parámetros de valores fundamentales para aspirar en lo cotidiano y en lo trascendental de nuestra vida.